La ferocidad de la tararira o tarucha lo convierte en un pez muy deportivo y codiciado. En esta nota revelamos todo para poder dar con este ejemplar.
Tararira, el guerrero de las lagunas
“La persecución ya lleva varios días.
Decenas de hombres buscan sin descanso al huidizo “guerrero de las lagunas”, culpable de haber devorado sin piedad a mucha gente.
A pesar de todos los esfuerzos, el guerrero se escabulle. Desciende a las profundidades para luego reaparecer en la superficie, despistando a sus perseguidores.
Varias veces estuvo a punto de ser acorralado o de caer en alguna trampa, pero siempre consiguió huir, sea río arriba o río abajo, o destrozando ferozmente las artimañas montadas para su captura.
Hasta que finalmente es arrinconado y muerto con el filo de cientos de arpones descargando odio y miedo sobre él.
Su cuerpo es arrastrado hacia la piedra y abierto. En su interior no encuentran más que barro, arena y hojas.
Es desmembrado y sus enormes pedazos son arrojados al agua. De ellos nacen varios peces grandes y pequeños que hasta hoy nadan y habitan en los ríos.“
(Leyenda inspirada en el relato “Perseguindo Doé” del libro “Crenças e Lendas do Uaupés” de Alcionilio Brüzzi Alves da Silva)
De esta forma las tribus que vivían en las márgenes del Río Vaupés retratan a uno de los peces más codiciados por los amantes de la pesca deportiva: la tararira.
Queda claro que su ferocidad es legendaria. En un mundo donde la regla es “matar o morir”, la tararira ha conseguido destacarse como un voraz predador y un auténtico desafío para todo aquel que quiera empeñarse en la ardua tarea de atraparlo.
El lobo del agua
Posee tantos nombres como mitos y leyendas inspirados en su figura: taralila, dientudo, guabina, tararayra, pirá naró, trahíra, tarahíra, tareí, mondiah, tareyi, tarango, tarucha, tarala, tare’yi, quicharo y guanchiche.
También se lo conoce como pez lobo, y en la lengua indígena tupi se lo denomina traíra que, según algunos expertos de esta cultura, significa “arranca piel”.
Sin embargo, los nombres más comunes son tararira y tarucha. La familia de este pez está compuesta por varias especies, todas del género Hoplias, que deriva del griego Hoplon, o sea, “arma”, en alusión a su poderosa dentadura, como así también “armado” en referencia a su sólida cabeza.
Y no es para menos, ya que la tararira posee dientes incluso hasta en el paladar.
Las especies más comunes, y más pescadas, son las Hoplias malabaricus y las Hoplias argentinensis.
La primera se encuentra ampliamente distribuida a lo largo del continente americano, habitando las cuencas desde el norte de México hasta el Río de la Plata. Algunos de los ejemplares más grandes han sido encontrados en el Delta del Paraná.
La Hoplias argentinensis, como su nombre lo indica, habita principalmente en la cuenca del Plata, como también en el noroeste, noreste, centro y centro-oeste de Argentina, e incluso se han encontrado ejemplares en Uruguay y el sur de Brasil.
Como dijimos, existen varias especies de tarariras, por lo que podemos encontrarlas en muchos otros lugares. La Hoplias misionera, por ejemplo, habita en la provincia argentina de Misiones y en algunas partes del río Paraná.
También hay tarariras en arroyos, ríos y lagunas del centro de Argentina en lugares tan impensados como la llanura pampeana o, incluso, la laguna de Mar Chiquita.
La tararira es un pez de gran tamaño y un despiadado depredador, llegando a ocupar el tope de la cadena alimenticia de su hábitat, solamente superado por el hombre y en algunas zonas por especies mayores como el dorado.
Posee formidables hábitos de caza. Por un lado, obtiene sus presas (entre las que se encuentran peces, anfibios, insectos, roedores, aves y, básicamente, todo animal que caiga al agua) por medio de la espera y el acecho. Pero no duda en atacar con violencia si la oportunidad se presenta, llegando incluso a saltar fuera del agua para tener éxito en su cacería.
Su fama de implacable depredador se debe a varios factores.
Uno de ellos es su cuerpo robusto, que va desde los 800 gramos hasta unos increíbles 5 kilos, tal como se ha visto en el Delta del Paraná.
Pero, sin lugar a dudas, el rasgo más característico de la tararira son sus dientes y poderosas mandíbulas. Una vez que sus presas son atrapadas por este mortal pez, les será imposible escapar.
Además, la tararira posee una característica sobresaliente, que solo contribuye a aumentar aún más su eficiencia predadora. Es un animal capaz de adaptarse a cambios de PH y de conductividad del agua, e incluso a variadas condiciones de oxígeno.
Debido a que suele habitar regiones acuáticas de mucho barro o poco profundas, la tararira ha desarrollado una capacidad fantástica. Este pez puede respirar aire en caso de que sea necesario tan solo emergiendo su aleta dorsal.
De esta forma puede sobrevivir más de 15 minutos fuera del agua e incluso arrastrarse por la tierra o pasar largos períodos en el barro.
Soporta temperaturas invernales y puede permanecer en estado de inanición por hasta 3 meses.
Ciertamente todos estos factores han contribuido a que su especie se haya distribuido a lo largo del continente.
La caza del guerrero de las lagunas
Sus características hacen que la tararira sea uno de los peces más codiciados por los pescadores dedicados, lo cual incluso ha puesto en riesgo a su especie por causa de la pesca indiscriminada, por lo que antes de aventurarnos a enfrentarnos a este pez, es importante informarse acerca de las restricciones en su pesca.
La tararira es un pez violento y combativo, que puede atacar con irascibilidad. Por su tamaño resulta, además, un animal que cuenta con una extraordinaria resistencia, haciendo que su pesca sea un verdadero desafío.
En general el mejor momento del año para su pesca es en épocas cálidas, ya que en las temporadas de frío este pez tiende a enterrarse y permanecer aletargada. Pero a partir de la primavera recupera su energía y va en busca de comida.
Veamos, por último, algunos consejos para una exitosa pesca de este magnífico ejemplar.
En primer lugar, es importante tener en cuenta los hábitos propios de este pez. O sea, pescar en los momentos de mayor actividad de la tararira que, como vimos, son las épocas cálidas y de preferencia durante horas del día.
Sobre todo a comienzos de otoño, es recomendable evitar aguas frías, por lo que se debe esperar al mediodía o una hora en que el agua haya elevado un poco su temperatura.
En verano, la mejor hora es a la tarde. En otoño se hace un poco difícil de prever cuándo habrá pique, por lo que lo mejor es pasar la mayor cantidad de tiempo posible en el agua.
Tips para la pesca deportiva de la tararira
Veamos, por últimos, algunos consejos para una exitosa pesca de este magnífico ejemplar.
En primer lugar, es importante tener en cuenta los hábitos propios de este pez. O sea, pescar en los momentos de mayor actividad de la tararira que, como vimos, son las épocas cálidas y de preferencia durante el día.
Sobre todo a comienzos de otoño, es recomendable evitar aguas frías, por lo que se debe esperar al mediodía o una hora en que el agua haya alcanzado un poco de temperatura.
En verano, la mejor hora es a la tarde. En el otoño se hace un poco difícil de prever cuándo habrá pique, por lo que lo mejor es pasar la mayor cantidad de tiempo posible en el agua.
La tararira es un pez que caza acechando en lugares de aguas poco profundas, y en otoño le gusta exponerse al sol. Sin embargo, si queremos un pique seguro debemos apostar por aquellos especímenes que estén patrullando en aguas más profundas y abiertas, ya que justamente están buscando comida.
Es indicado pescar con streamers a las tarariras que se encuentren en aguas abiertas porque este pez suele meterse entre la vegetación y pescarlo en esas situaciones será muy complicado, para ello es necesario utilizar moscas anti enganche, pero de todas maneras, prácticamente no habrá lucha y, junto con el pez, pescaremos un montón de plantas acuáticas.
La tararira es atraída por el ruido, por lo que una mosca que tenga un poco de peso o genere movimiento, sonido en el agua y burbujas, como un buen popper o streamers con rattles (sonajeros), atraerán su atención. De esta forma podemos tentar a las tarariras desde su escondite entre las aguas a salir hasta una zona más abierta para una buena pesca.
Sin embargo, a pesar de esto, los movimientos deben ser lentos y sistemáticos, y la pesca debe realizarse con calma. De otra forma lo único que conseguiremos será frustrarnos. Las taruchas son peces que cazan al acecho y cuanto más tiempo les demos para poder decidirse a atacar, será mayor nuestro éxito.
Además, recordemos que es un pez con hábitos alimenticios muy variados, por lo que se recomienda tener en nuestra caja varios tipos de moscas, preferentemente con anti enganche.
Respecto al equipo, una caña de acción media-rápida o media ya están bien, no necesitaremos realizar casteos rápidos como en la pesca del dorado. Generalmente estaremos vadeando o caminando por las orillas, casteando tanto a distancias cortas como bien largas. En general, las líneas de torpedo corto funcionan perfectamente, pero si preferimos lograr distancia, las de torpedo largo serán fundamentales. Por último el reel es el elemento menos indispensable, ya que tras lograr cada pique podemos recoger la captura con línea en mano sin necesidad de dar pelea con el mísmo, ni precisar de su freno.
Para finalizar, vale destacar que si vemos que el pez está desovando, como cuando anida y podemos divisar un círculo bien marcado a su alrededor, lo mejor es dejarlo en paz. Merece condiciones de pelea justas y dignas.