La Trucha

Te contamos sobre una de las especies más valoradas de todos los tiempos para la pesca y la alimentación humana: la Trucha

Históricamente, la trucha es uno de los peces más buscados.

De hecho, muchos afirman que los orígenes de la pesca con mosca se deben a la búsqueda de un método para pescar truchas que, con el paso del tiempo, se fue propagando hasta convertirse en una modalidad de pesca para varios tipos de peces.

La trucha pertenece a la familia de los salmónidos, una de las especies más valoradas de todos los tiempos para la pesca y la alimentación humana.

Son originarias de Norteamérica, norte de Asia y Europa, pero fueron introducidas en otras regiones como Australia y Nueva Zelanda, y en Sudamérica en Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Perú.

En Argentina la podemos encontrar en toda la cordillera. De norte a sur en las provincias: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Córdoba, San Luis, Mendoza, La Pampa, Buenos Aires, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego e Islas Malvinas y, eventualmente, en todos los continentes.

Vale destacar que el primer lugar donde se introdujeron en la Argentina fue en la provincia de Buenos Aires hace más de 120 años.

Como ha sucedido en otras ocasiones, la introducción de esta especie en otro ecosistema, motivada por el interés deportivo y comercial, ha causado ciertos desequilibrios, ya que, si bien la dieta de la trucha consiste principalmente en invertebrados, insectos y crustáceos, los ejemplares más grandes se alimentan de otros peces.

La disminución de especies autóctonas generó, por ejemplo, una proliferación de algas varias veces mayor que lo normal debido a la merma de invertebrados que se alimentaban de la vegetación.

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La inserción exitosa de este pez en la Patagonia se debe a que prefiere agua dulce y fría que no supere los 25 °C, por lo que el sur de Argentina es un entorno ideal para la proliferación de la especie.

Sin embargo, algunas pocas truchas, al igual que los salmones, pasan su vida en el mar y desovan en el río de su nacimiento.

A pesar de que hay varias especies, comparten algunos puntos en común: tienen un cuerpo comprimido y alargado de vientre blanquecino, son muy ágiles y poseen manchas en las aletas y el cuerpo.

Es interesante destacar que la coloración externa puede variar por causa de factores como la estación del año, la luz, la edad, el hábitat y la condición sexual.

¿Por qué la trucha era (y es) tan codiciada?

Haciendo una retrospectiva histórica, se observa que la trucha ha sido uno de los peces más consumidos en España y también en muchos otros lugares mediterráneos. Y, desde hace mucho tiempo atrás también, ha suscitado un enorme interés deportivo.

Era el pez más buscado por los habitantes del interior del país debido a la proliferación de la especie en los ríos, lo que garantizaba una carne fresca y deliciosa, a diferencia de los ejemplares que eran traídos del mar.

Muchos recetarios de la época incluían secciones enteras acerca de cómo cocinar truchas.

Su popularidad culinaria se debe a sus generosas propiedades alimenticias. Posee un alto valor nutritivo al tener selenio, fósforo, potasio, magnesio y vitaminas, lo cual ciertamente era muy valioso en tiempos más primitivos.

También es recomendada para personas con diabetes, reduce el colesterol y posee ácidos grasos omega-3. Por su bajo contenido calórico, se ingiere mucho en dietas para bajar de peso.

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Por otra parte, el interés que ha generado entre los entusiastas de la pesca se debe con toda seguridad a que es un luchador tenaz, astuto, impredecible, feroz, rápido e inteligente, por lo que su captura muchas veces representa toda una epopeya.

Otro factor que probablemente ha contribuido a su reputación es que, en general, esta especie puede ser pescada en todas las temporadas, ya que, como dijimos, habita aguas frías. Por esta razón, resulta relativamente predecible encontrarla en cualquier momento del año si sabemos dónde buscarla.

También resulta especialmente interesante el hecho de que la trucha puede ser pescada en el hielo.

En invierno suben desde las profundidades hacia las aguas más superficiales y viajan en grupo, por lo que las chances de pescar un buen ejemplar son muy altas.

Trucha Arcoiris y Trucha Marrón: todo lo que hay que saber

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La trucha arcoíris es la que mayor distribución o presencia tiene en Argentina, ya que habita en casi todos los ambientes con presencia de salmónidos.

También es la que, en general, podemos encontrar con mayor facilidad y cantidad, en gran parte debido a su plasticidad y la capacidad de adaptarse a diferentes lugares.

Además, es posible toparnos con truchas muy pequeñas en su estado de alevín en casi todos los arroyos cordilleranos a principios de temporada.

En cuanto al tamaño máximo esperado, si bien la destrucción del ambiente —del cual la trucha también es responsable— ha causado una merma en el tamaño general, en ríos como el Correntoso o el Limay aún es posible capturar grandes trofeos de 5 a 7 kilos, siendo las truchas del Lago Strobel las más grandes del país con pesos que pueden llegar sin problemas a los 10 kilogramos.

Respecto a la disminución del tamaño de la trucha, esto se debe a que, al haber sido introducida en otros hábitats, eso generó que, al ser una especie exótica e invasora, degradara poblaciones enteras de insectos, transformado el lecho de los ríos e, inclusive, llegando a casi extinguir los bagrecitos del torrente, el bagre otuno, las mojarras desnudas y otros invertebrados como la ranita en la Meseta de Somuncurá, Argentina.

Así, al no disponer del alimento que tenía antes, su tamaño se redujo en función del espacio disponible en el entorno, en una suerte de “regulación natural”, llamada de “carga biológica”, que está relacionada con la capacidad de carga de un ambiente.

De esa forma, la falta de alimento y la superpoblación, reducen los tamaños esperados por exceso de carga y falta de alimento.

Volviendo a las características de la trucha arcoíris, su cuerpo presenta una coloración muy reconocible que va cambiando según el lugar en el que habita y su alimentación, pero, a grandes rasgos, son de una tonalidad plateada, con pequeñas manchas o puntos negros a lo largo de todo su cuerpo y una franja rosácea en sus flancos.

Su lomo, en cambio, es de un color oliva más oscuro, lo que colabora en su mimetización con el ambiente.

Por el contrario, las truchas marrones son más esquivas y difíciles de encontrar. Es, sin dudas, el trofeo que todos los pescadores con mosca buscan.

Su distribución es menor, ya que no es tan plástica en su adaptación como las arcoíris.

Generalmente, se las asocia a grandes cursos de agua, aunque también podemos encontrar marrones de gran tamaño en diminutos meandros y aguas quietas, esperando al acecho que algún terrestre tenga la desgracia de caer accidentalmente al agua.

Los grandes trofeos se buscan sobre finales de la temporada, con streamers y en aguas bastante amplias como Limay, Río Grande, Rivadavia, etc.

También pueden alcanzar tamaños descomunales que van de los 3 kilos en ríos de cordillera a truchas de 11 o 12 kilos en su estado anádromo.

Su coloración es más bronce, en tonos más otoñales incluso, con algunas pintas de color rojizo sobre su cuerpo. También presentan manchitas de color negro a lo largo de sus escamas.

Cuando adquieren un ciclo de vida con salida al mar, a las arcoíris se las denomina Steelhead y, a las marrones, Sea Trout.

Su comportamiento pasa a ser anádromo, es decir, que se alimentan más, adquieren un tamaño superior, una coloración más plateada o metálica y luego reingresan a los ríos de agua dulce a desovar.

Por otra parte, cuando su ciclo migratorio es entre cuencas de agua dulce, se denominan potámodras y también presentan cambios en su coloración, pero no en su nombre.

Tips para la pesca de trucha

En general, las truchas están activas todo el día, pero el mejor momento es desde el amanecer hasta la media mañana, y por la tarde hasta la puesta del sol.

Respecto a la temporada de pesca, abre, de forma general, el 1 de noviembre y cierra el 31 de mayo, con excepciones de ambientes que abren en octubre, que cierran el 1 de mayo o que están habilitados todo el año.

En Argentina, por ejemplo, su pesca se rige por un reglamento que establece las particularidades de su pesca según modalidad, región, cupos y vedas.

Podríamos decir, a grandes rasgos, que la pesca de truchas abre su temporada en noviembre hasta el mes de mayo en Patagonia, mientras que en Córdoba lo hace en octubre, y en Mendoza se permite todo el año.

Los mejores señuelos, obviamente, son aquellos que imitan su dieta, que consiste en pequeños peces, insectos, gusanos, grillos y otros invertebrados similares.

Un anzuelo pequeño de tamaño entre 8 y 16 es lo más recomendado si buscamos pescarlas imitando pequeños insectos. Pero, si preferimos imitar peces, pancoras u otros organismos, lo mejor es utilizar anzuelos más grandes de 1 a 8 para una óptima captura. Se recomienda también una caña cuya longitud ronde los 9 pies.

Es fundamental permanecer a una buena distancia, ya que cualquier mínima sospecha de amenaza por parte del pez puede espantarlo. No hay que olvidar que la trucha es muy sagaz.

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Podemos pescar truchas en todos los ríos, arroyos, lagos y lagunas, sin importar el caudal de los mismos, puesto que es un pez que se adapta fácilmente a diferentes estructuras.

Si bien en algunos lugares tendremos la oportunidad de capturar peces de mayor tamaño, esto dependerá de varios factores como los hidrológicos y biológicos del ambiente.

Además, esta especie tiende a reproducirse directamente encima o debajo de estas zonas de aguas poco profundas y más turbulentas.

Al mediodía, o sea, fuera del horario de alimentación, las truchas más grandes tienden a descansar en piscinas naturales, de aguas profundas y movimientos lentos.

La problemática ambiental de la Trucha

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Vale destacar que la trucha, a pesar de su interés deportivo, representa una gran problemática para el ambiente sobre la cual no se puede continuar en silencio.

Y los pescadores debemos tomar conciencia de la parte de responsabilidad que nos toca, y reflexionar sobre cómo nuestra pasión puede llegar a afectar a la naturaleza, causando, por ejemplo, la invasión de especies que no pertenecen a un entorno.

En el Parque Nacional Yellowstone, EE. UU., si un pescador captura una trucha arcoíris, sí o sí debe matarla, aunque no se la coma, debido a que devolverla implica que seguirá afectando de sobremanera el ambiente.

En ese entorno, de hecho, su introducción casi extermina la población de Cut Trout. De hecho, al contrario que con la trucha, si un pescador mata una Cut Trout (que es un tipo de salmónido) puede ir preso, ya que su número es escasísimo.

A ese punto ha llegado la voracidad de la trucha en un ambiente que no es el de su origen.

Reflexionemos y tomemos conciencia. Cuidar el ambiente muchas veces no es solo devolver el pez, sino considerar cómo este deporte que nos apasiona también puede llegar a afectar la naturaleza si no se practica como es debido.

(*) Agradecemos la participación especial y los valiosos aportes de Matías Monge de la Cruz @matiasflyfishing en la redacción de este artículo.

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2 comentarios en «La Trucha»

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