Con la mirada puesta en cómo van a ser las cosas una vez que el COVID-19 deje de ser titular en todos los diarios es que se expresa el director ejecutivo del Programa de Medio Ambiente de la ONU. Inger Andersen considera que efectivamente la prioridad inmediata es proteger a las personas del coronavirus y prevenir su propagación. Pero que la respuesta a largo plazo debe abordar la pérdida del hábitat y la biodiversidad. En palabras textuales: “Si no cuidamos la naturaleza, no podemos cuidarnos a nosotros mismos”.
Desde distintas esquinas del mundo, diversos organismos ambientalistas se cuestionan qué impacto tendrán el uso de desinfectantes, entre ellos la lavandina, para la salud de los ríos. Algunos sostienen que puede ser un problema real para la fauna y flora que puedan verse expuestas a estos químicos en mayor proporción que antes.
De igual manera acusan que la nueva normalidad no contempla de forma clara una economía más verde y que en cuanto las personas vuelvan a viajar como antes y los negocios recuperen su marcha, la situación volverá a ser la de antes. Aquella previa al respiro ambiental que significó la pandemia.